
Constituye realmente el fin de todo proceso de aprendizaje educativo. A partir de este momento, el alumno no necesita ya a su profesor en este aprendizaje que inició con él.
El alumno no sólo se basta a sí mismo sino que es original en la selección de actividades de este nivel, en sus aplicaciones y en sus planteamientos; consigue hacer sus propias transferencias; puede imponerse sus propias pautas de comportamiento, encontrar su puesto en el espacio social y humano, presentarse a sí mismo con el propio nombre.